Más que malas lenguas, quizá habría que pensar en positivo. Es decir, ya que incorporamos barbarismos a las lenguas que se hablan en el Estado, al menos que se adapten a la fonética y ortografía españolas, en este caso, para las lenguas castellana, catalana y gallega que son románicas y conozco algo de su evolución diacrónica.
Los términos foráneos carnet y bidet por por poner dos casos, vienen de la lengua francesa. De hecho en el tríptico rosa que te da Tráfico para conducir pone permiso de conducción y no "carnet de conducir"
A finales de los 80 la RAE decidió actualizar y corregir ciertos defectos léxicos que se habían apoderado de la lengua castellana sobretodo y así obligó al uso de acentuación en las palabras mayúsculas.
Asimismo, los menos jóvenes, recordareis que en las retransmisiones deportivas (sobretodo en balompié) empezaron a cambiar los comentaristas los términos "córner" por saque de esquina, "offside" por fuera de juego, "penalty" por pena máxima, entre otros.
Y volviendo a a estas palabras extranjeras adaptadas, no puede existir ninguna entrada o palabra en el diccionario cuya terminación sea en grafía la representación fonética de una dental oclusiva sorda (vamos la T) o una dental fricativa sorda (la C) entre otras (ni la B, ni la K, etc.)
Yo creo que vamos por buen camino, puliendo, mejorando y adaptando.
Si no fuera así, seguiríamos escribiendo Latín Vulgar, o latín clásico o IE-Sánscrito.
Saludos.